EL DESDOBLAMIENTO: ALGO MÁS QUE PURA FICCIÓN
... de la Red |
(Acerca de la Teoría del Desdoblamiento del Tiempo de Jean Pierre
Garnier)
Hoy quiero
traeros a debate un tema que me apasiona y espero que a muchos de ustedes
también: "el desdoblamiento".
El desdoblamiento,
que involucra perfiles diversos, como múltiples son los ámbitos de la
personalidad de cualquier ser humano, aparece a mi modo de ver formando parte
de un fenómeno harto complejo, que puede despertar -según con qué actitud se lo
mire- en algunas ocasiones interés y en otras recelos o incredulidad. Podemos
hablar, entre otros, del desdoblamiento
patológico de la personalidad (la personalidad múltiple), del supuesto
desdoblamiento cuerpo-espíritu ("el viaje astral") o del
desdoblamiento del actor a través de sus
personajes o del narrador igualmente como proyección de sus criaturas
literarias. Una miscelánea que llevaría bastante tiempo desarrollar si
quisiéramos hacerlo en relación con cada uno de los aspectos señalados, pero
que entiendo no debe ser materia de esta somera reflexión que quiero hacer en
voz alta.
Sin
embargo, lo que de verdad, al menos a mí me ha interesado siempre, no es otra
cosa que conocer el porqué de dicha fenomenología, que afecta sin duda al ser
humano en su totalidad: quiénes somos y por qué nos comportamos así; o cuál es el trasfondo que activa en cada
momento nuestra consciencia. Cuestiones de gran calado y no bien conocidas
hasta el momento, pero que parece que se abren camino poco a poco y comienzan a
ser patrimonio divulgativo del gran público: no en balde nos encontramos cada
vez más formando parte de una sociedad global intercomunicada y actuando por
dicha razón de modo interactivo.
Desde hace
ya algún tiempo se está dando a conocer una teoría que gana adeptos no solo por
su elegante planteamiento, sino también por la posibilidad de hacerse praxis en
la vida diaria. Se la conoce como Teoría del Desdoblamiento del Tiempo, cuyo
autor es el físico y especialista en mecánica de fluidos Jean Pierre Garnier
Malet. Dicha teoría, que hunde sus raíces en los presupuestos fundamentales de
la física cuántica, la teoría de la relatividad de Albert Einstein y los
conceptos de carácter cosmológico más al uso por la comunidad científica,
plantea en síntesis lo siguiente:
La experiencia
del tiempo depende de la situación del observador que lo vive; y vivimos en dos
tiempos diferentes. De un lado, en un tiempo de apariencia continua, segundo a
segundo; y de otro, en un tiempo imperceptible de millones de segundos condensados
en forma de
potencial disponible como posibilidad de futuro realizable. Por
reafirmar este pensamiento, diremos que hay dos tiempos: uno como lo percibimos
en la vida real, que nos parece sucesivo, junto a una brecha de tiempo de carácter discreto que no podemos percibir y
con el que estamos conectados constantemente en secuencias de valor casi cero.
Esta teoría halla su fundamentación en los principios de la física cuántica,
que da cuenta del desdoblamiento de la materia a nivel subatómico, en forma de
onda-partícula, y de la superposición y coherencia que en dicha escala muestran
las pequeñas partículas que nos constituyen. Igualmente, se apoya en el
concepto de horizonte de sucesos de
los denominados "agujeros negros", teoría ampliamente desarrollada
matemáticamente por científicos de la talla de Stephen Hawking.
Se desdobla
el tiempo universal del Cosmos, y consecuentemente, nos desdoblamos también
nosotros. A este respecto, el físico francés, aclara que no es correcto hablar
de dobles, sino de una misma persona viviendo en tiempos distintos: uno que
puede percibir y otro que no; pero..., y ahí aparece el quid de la cuestión,
estando ambos conectados constantemente. Somos duales: corpúsculo y energía
multipotencial, merced a nuestra esfera pensante que cumple la función de onda
de la materia a nivel macroscópico. Y él plantea: ¿Podemos utilizar en nuestro
propio beneficio estos sofisticados principios científicos que se conocen desde
1922 con el presupuesto teórico de los gemelos de Paull Lengevin, verificado experimentalmente en el año 1970 gracias a la
precisa comprobación de la medida del tiempo por medio de los relojes atómicos?
Explica, que de acuerdo con la teoría de la relatividad especial de Albert
Einstein, si uno de los gemelos viaja a velocidad mucho mayor que el otro, por
ejemplo en un avión que da la vuelta a la Tierra, el tiempo pasará mucho más
lentamente para éste que para el primero que permanece prácticamente quieto. Y
eso precisamente es lo que se ha podido comprobar empleando estos relojes.
Por tanto,
la contestación a la pregunta planteada es sencillamente positiva. Podemos
beneficiarnos de la posibilidad de entablar una relación continua con nuestro
doble que viaja mucho más rápidamente que nosotros, a velocidad superior a la
de la luz, que es lo que sucede en el vórtice interior de un agujero negro,
donde se sabe que por sus condiciones físicas se produce el desdoblamiento de
partículas. Partículas que a la vez tienen la facultad de estar
intercomunicadas, suministrándose información entre ellas, energía,
pensamiento, que al fin y al cabo es lo mismo. Luego, de acuerdo con todo
ello, podemos concluir lo siguiente:
Nosotros y
nuestro doble cuántico (este último teniendo la posibilidad de escrudiñar todos
los escenarios posibles, del posible futuro), podemos comunicarnos por
coherencia en un tiempo cero prácticamente imperceptible, aunque
multidimensional para aquel, que es capaz de aportarnos las soluciones a los
diferentes eventos que se nos presentan en nuestra vida real. No nos damos
cuenta y lo percibimos en forma de intuiciones o percepciones subliminares que
nos permiten encontrar respuestas mejores o peores en el marco de los diversos
escenarios que tenemos que afrontar en el día a día. El tiempo cuántico es un
tiempo imperceptible con multitud de estados potenciales del cual el "yo
cuántico" memoriza el mejor y se los transmite al "yo real"
La pregunta
surge entonces y es ésta: ¿cómo asimilamos este posible trasvase de
información? Y Jean Pierre Garnier contesta que utilizando el fluido del agua
de nuestro cuerpo y fundamentalmente durante los momentos de la noche en que
manifestamos el estado de sueño REM o
paradoxal (paradójico); cuando estamos más profundamente dormidos y tenemos
nuestra máxima actividad cerebral se produce este intercambio de información
entre el cuerpo energético y el corpuscular. Y añade: durante el día es más
difícil llevarlo a cabo, siendo el momento óptimo justo antes de irnos a
dormir, momento en que conviene que establezcamos una conexión clara con ese doble
energético nuestro con el fin de que reoriente nuestra actividad en el mundo
real. Se trata de una especie de charla-petición (no exactamente un ruego
oracional, aunque parecido). La noche puede servir para borrar potenciales de
futuro no deseados y proactivar los pensamiento adecuados para el día
siguiente. Y hay todo un repertorio de condiciones a tener en cuenta, que no
pormenorizamos aquí porque desbordaría el ámbito específico de esta
publicación.
Según él es
algo simple de hacer, que no requiere de ninguna formación técnica ni
científica, pero no debemos olvidar que estos potenciales expresados en forma
de pensamiento no son de ninguna manera inocuos: los pensamientos negativos
generarán potenciales de futuro negativos que se podrán proyectar sobre los
demás o nosotros mismos; y al revés, si se trata de pensamientos positivos. Su
máxima es ésta: "No pienses en hacer a los demás lo que no quisieras que
los demás pensaran en hacerte a ti". A esta interconexión de pensamientos
positivos la llama "Benevolencia telepática". Y da ejemplos de su
eficacia en la vida real.
Como vemos,
cerrando aquí la reflexión, se abre un gran portal de análisis y discusión que
permite -a mi juicio- afrontar con una visión diferente el amplio campo de la
fenomenología del desdoblamiento.
Blog: EnR (J. L. Pacheco)
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